Se encuentra en el Ritual de Bautismo y contempla el caso del niño bautizado en peligro de muerte que ha recobrado la salud, como se indica en el rito de acogida:
«El celebrante saluda a los presentes, principalmente a los padres y padrinos, y les alaba la prontitud con que han bautizado al niño, y da gracias a Dios y se congratula con los padres porque el niño ha recobrado la salud».

Alejandro Pérez Verdugo
Delegado Diocesano de Liturgia